El arte de elegirnos a nosotros mismos

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ace unos años, estaba convencida de que me conocía perfectamente. ¿Quién mejor que yo para saber quién soy, qué quiero y hacia dónde voy? Creía que las decisiones que tomaba eran un reflejo de mis verdaderos deseos, que las relaciones que elegía eran fieles a mis valores y que los proyectos en los que me embarcaba eran los adecuados para mi propósito. Pero, con el tiempo, me di cuenta de que muchas de esas elecciones no venían de un lugar de autoconocimiento, sino de expectativas externas, de miedos disfrazados de pragmatismo o, simplemente, de una desconexión conmigo misma. 

     Ese despertar no llegó de la noche ala mañana. Fue un proceso lento, a veces doloroso, a veces revelador. Hubo días en los que sentí que no sabía nada de mí, como si la mujer que veía en el espejo fuera una extraña. Y es que conocerse no es un destino; es un camino constante, un diálogo interno que se renueva con cada etapa de nuestra vida.

     Empecé por las preguntas más simples: ¿Qué me hace feliz? ¿Qué necesito? ¿Qué me duele? Al principio, las respuestas no eran claras. Había demasiadas capas de ruido, demasiadas voces ajenas que había interiorizado como propias. Pero con paciencia, empecé a escucharme. Me di permiso para incomodarme con lo que encontraba, para aceptar que algunas partes de mí no encajaban en las narrativas que me habían contado sobre quién debía ser.

     Aprendí que conocerse no es solo saber cuáles son tus fortalezas o tus metas. Es también enfrentarte a tus sombras, a tus contradicciones, a las partes de ti que preferirías ignorar. Es mirar de frente a tus miedos, tus inseguridades, tus heridas. Y no desde el juicio, sino desde la compasión. Porque conocerte implica abrazarte por completo, no solo las partes que consideras "aceptables" o "valiosas".

     Pero el autoconocimiento, aunque crucial, no es suficiente. Conocerte no sirve de mucho si no te escoges. Y aquí es donde creo que muchas de nosotras nos quedamos a medias. Escogerse es un acto radical, un compromiso profundo contigo misma. Es decirte "sí" a pesar de las dudas, a pesar de las críticas, a pesar de las veces que el mundo te ha dicho que no eres suficiente.

     Escogerse significa ponerte en el centro de tu vida sin sentir culpa. Significa tomar decisiones que reflejen quién eres, no quién otros esperan que seas. Es aprender a decir "no"cuando algo no resuena contigo, aunque signifique decepcionar a alguien más. Es crear límites, proteger tu energía, cuidar tu paz.

     En mi caso, escogerse ha sido un ejercicio diario. Significa elegir proyectos que me inspiren, incluso si no son los más seguros. Significa rodearme de personas que me nutren, que me ven y me celebran por lo que soy, no por lo que puedo hacer por ellas. Significa dedicarme tiempo, permitirme descansar, priorizar mi salud mental.

     Escogerse no es egoísmo, aunque aveces así lo parezca. Es un acto de amor propio que se expande hacia los demás.Porque cuando te eliges, cuando te cuidas y te respetas, también enseñas a otros cómo hacerlo. Modelas relaciones más sanas, más auténticas, más recíprocas.

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