Viviendo un dia a la vez, porque cada uno me regala 24 horas y merezco aprovecharlos. No me importa lo que piensen ni me acomplejan las heridas que marcan mi piel, porque cada una tiene una historia y orgullosa estoy de ellas.
En la que es difícil convencerme y muy fácil entenderme. Tal vez no esté en el momento de apurarme pero tampoco de detenerme. Sigo mi camino con la fuerza de un huracán, arrasando con lo hermoso y mutilando lo bascoso.
Donde una plática me resulta interesante, un buen vino atractivo y una excelente compañía, el paraíso. En la que no entiendo ni quiero que me entiendan. En la que no tengo tiempo que perder ni quiero perderlo con los que lo malgastan.
La salida del sol la veo como un reto y la puesta como continuación. No veo los defectos de nadie y persigo solo aquellas virtudes que logran llamar mi atención.
En donde lo simple me complace y desplazo lo flamante. En donde soy insípida ante el físico pero saboreo lo sentimental.
Solo el que sepa volar, soplará mis alas. Y solo el que tenga buen paladar, degustará de mi alma.