as mujeres son más lentas para olvidar.
Por lo general las mujeres son más rápidas y fuertes que los hombres. Son capaces de realizar varias actividades a la vez con eficacia. Sin embargo, cuando se trata de sentimientos, las mujeres son más precavidas. Esto no quiere decir que no se entreguen fácilmente, algunas son más arriesgadas que otras. El final viene siendo casi igual para todas. Aman con intensidad y se tiran al abismo sin miedo a chocar con el suelo.
Las mujeres viven una realidad más vibrante que los hombres. Es el romanticismo que llevan en sus poros lo que las hace vivir de lleno una novela real, disfrutando de cada detalle de esta. Los hombres, por el contrario, consideran que las mujeres son fantasiosas y crean un drama de la nada. Por eso, son superficiales y pasan por la vida sin saber comprenderlas. Ellos también aman, pero desde un ángulo diferente. Son mas pragmáticos, sus detalles y forma de amar son más des complicados. No se puede generalizar, jamás. Estamos comparando la forma de amar y entrega que cada uno tiene basándonos en estudios.
Cuando una mujer se enamora o decide entregarse a una relación, una vez tomada esta decisión, no mide consecuencias, ni escasea en sus sentimientos. Según un estudio publicado en la revista Evolutionary Behavioral Sciences y realizado a mujeres y hombres de 96 países, las mujeres suelen sentir más intensamente el dolor de una ruptura en los primeros momentos. Los hombres tardan más. Al ser menos consientes de la realidad, tardan en sentir la perdida y también tardan mas en recuperarse del todo.
La mujer a pesar de estar destrozada lleva su duelo privado. Fuera de las amistades cercanas, nadie sabe cuando una mujer está pasando por una separación o fracaso.Las vemos maquilladas y perfectamente arregladas como si nada pasara, pero la procesión la llevan por dentro. Una vez liberadas del dolor, salen a comerse el mundo. Los hombres siguen sus rutinas sin ser afectados hasta el día que, cuerpo y mente se unen. Es entonces cuando la realidad los destruye por fuera y por dentro. La bebida suele ser la mejor compañera para el desahogo.
Ahora, cuando vemos que lo dicho anteriormente no funciona, es porque NO se ha cerrado la herida. Es difícil desarraigarse de un pasado, sobre todo, cuando las relaciones son largas. La convivencia diaria va aportando una dosis de seguridad que con el pasar del tiempo se convierte en dependencia. Funciona para ambos, la mujer se despreocupa en aprender nuevas cosas por la confianza de tener a su lado quién lo va a hacer por ella y el hombre delega responsabilidades en ella y se desconecta. El problema radica en el momento en que ese engranaje se rompe y cada eslabón tiene que buscar su propia cadena.
Llegamos al punto de partida. Las mujeres son más lentas para olvidar cuando han entregado su vida entera a una relación que sorpresivamente la abandona. Imposible perdonar una traición de la persona a la que se entregaron a ciegas y sin condiciones. Es fácil reconocer cuando una persona no ha pasado página y sigue anclada en el mismo Puerto. La lista de características es amplia pero solo vamos a destacar algunas:
a) Menciona el nombre de su ex en todas las conversaciones
b) Repite los mismos cuentos del pasado una y otra vez
c) Compara a su ex con sus posibles nuevas parejas
d) No puede entablar conversación con su ex sin discutir
e) Critica la nueva vida de su ex
f) Intenta mejorar su apariencia para demostrar seguridad y fuerza
g) Llora al enfrentar sola nuevos retos
h) Se aferra a la soledad
i) Piensa que no tiene problemas.
Otro estudio de una academia en Oregón afirma que los puntos mencionados coinciden en el 90 por ciento de las mujeres que no han enterrado del todo el pasado. Los hombres, por su parte, comienzan una nueva relación de cero, dejando atrás las costumbres y relación que tenían con la ex, adaptándose rápidamente al nuevo entorno que lo rodea.
En la mayoría de estos casos, se recomienda que busquen ayuda profesional, aunque muchas lo miran como un insulto. Aceptar una visita sin compromiso a un psicólogo o coach de vida hará que enfrenten la realidad y decidan desactivar el pasado. No se puede construir un futuro con cenizas del pasado.